La homogeneidad generalizada de los sistemas computacionales representa una seria amenaza de seguridad. Una vez que se desarrolla un ataque efectivo contra un sistema, el mismo puede ser usado rápida y fácilmente para atacar miles de sistemas idénticos. Una posible respuesta a esta situación puede encontrarse usando la diversidad biológica como inspiración. En la naturaleza, la diversidad provee una defensa en contra amenazas impredecibles al aumentar la probabilidad de que algunos individuos de la población puedan sobrevivir.
La diversidad en sistemas computacionales puede mejorar la seguridad al proteger de ataques que dependan de la homogeneidad (en lo que se ha dado en llamar “métodos de defensa de blanco móvil”). Sin embargo, reducir la uniformidad en sistemas existentes es un trabajo no trivial, ya que la estandarización debe ser mantenida en muchos puntos de interfaz. En el contexto de la seguridad, la “diversidad” puede verse como una característica natural o artificialmente creada en cualquier sistema con componentes computacionales que lo hagan menos homogéneo, menos estático, y menos determinístico.
Por otra parte, al igual que en la naturaleza, los atacantes detectan defensas de todo tipo, y se adaptan, muchas veces adoptando ellos mismos técnicas de diversificación, o creando vectores de ataque alternativos en puntos de interfaz previamente desatendidos. Es por ello que la diversidad en seguridad debe ser estudiada tanto desde el punto de vista de los defensores, como de los atacantes, para poder comprender mejor el potencial de este mecanismo de defensa en el complejo ecosistema creado por los múltiples sistemas de ataque y de defensa interactuando entre sí.